
Del Toro, el primer mexicano de rosa en el Giro
Un pequeño detalle lo cambia todo, una ambición desmedida le da la vuelta al Giro. Quedan 51,2 kilómetros para la meta, el pelotón de los favoritos está a punto de cazar a los dos hombres de cabeza, Hermans y Groves, que ya escuchan el chasquido de la grava por detrás, en medio del polvo del camino, que se pega a las cubiertas y a los discos de freno; que obliga a correr con la boca cerrada.
Se circula por Serravalle, el segundo tramo de tierra seca y gravilla, con Pello Bilbao regulando la marcha de Tiberi. No parece un lugar peligroso. Hay una curva a la izquierda y el comienzo de un descenso cuando Hamilton, por la derecha, en la parte delantera del grupo, pisa un bache, cae y arrastra a Roglic, Pidcock y alguno más.
Ayuso frena y tiene que volver a acelerar, y para entonces se ha abierto un hueco mínimo. Ya nadie podrá cerrarlo.