Bruselas, «sorprendida» por las críticas, reivindica el acuerdo con Trump como un mal menor

El portavoz comunitario de Comercio, Olof Gill, se ha aferrado este martes por la mañana a que el pacto «evita un conflicto comercial» y «aporta estabilidad», al ofrecer a las empresas un marco claro sobre los aranceles que deberán afrontar para exportar a Estados Unidos. Ahora bien, las barreras aduaneras para las compañías norteamericanas que quieran acceder al mercado europeo han sido suprimidas, lo que ha generado inquietud en algunas capitales por el desequilibrio que podría provocar en la competencia.

La cuestión es que el pacto comercial, que apenas ha rebajado en cinco puntos porcentuales los aranceles anunciados por Donald Trump el pasado abril, ha generado –en mayor o menor medida– críticas en el seno de los Estados miembro, debilitando la posición de Ursula von der Leyen.

El primer ministro francés, François Bayrou, calificó el acuerdo como una «sumisión» de Europa ante Washington, mientras que el ministro alemán de Economía, Lars Klingbeil, lamentó la «debilidad» de una Unión que pierde peso en la escena geopolítica. Pedro Sánchez, por su parte, expresó su respaldo al texto, aunque «sin entusiasmo».