
Ya hay fecha para el primer evento cultural del Convento Madre de Dios
Acabamos de celebrar el Día de la Madre. ¿Qué se puede decir de la figura materna a estas alturas?
Independientemente de la edad que tengamos cuando se va, lloramos su pérdida como si volviéramos a la niñez y nos sentimos desvalidos; el amor materno es el más poderoso y fiel: El cordón umbilical físico que cortan cuando nacemos, se torna invisible y nos ata a ella, nuestro yunque, que nos protege frente a toda adversidad.
¿Quién no se ha sentido en el paraíso resguardado en el regazo de su madre? Ella siempre nos considera su niño pequeño al que debe mecer entre sus brazos y arrullar con sus nanas. ¿Qué decir de sus rapapolvos?
los enfados de una madre nos ponen firmes cual caña de bambú aunque sabemos de antemano que al rato su malhumor se deshace como un azucarillo y ha sufrido más que nosotros mientras interpretaba el papel de cascarrabias. Leí en su día que una madre jamás se cansa de ejercer como tal y es verdad, ser madre es una misión a la que no se renuncia y tampoco ha lugar a la traición.