
¿Qué hacemos con 100 millones de turistas?
A la vuelta de vacaciones los viajeros habrán podido comprobar, en carne propia, que lo de la masificación turística no es un invento de remilgados ... pasajeros de primera clase o exploradores insociables del ideal.
La afluencia de multitudes en bermudas y chancletas por la Rambla de Barcelona, los paseos marítimos y playas de Ibiza, Málaga, Mallorca o Tenerife, no son más que una muestra del fenómeno que se ha convertido en una plaga y amenaza el futuro de los lugares más deseados. España no deja de batir récords turísticos y si no llegamos este año a los cien millones de visitantes nos quedaremos cerca.
A pesar de las tensiones geopolíticas, o quizás, precisamente por eso, España está en plena expansión y se ha convertido en uno de esos destinos apetecidos por millones de peregrinos del sol, la seguridad, la gastronomía, el exotismo y los precios. La Covid, lejos de retraer el flujo de pasajeros, ha incrementado las ansias de vivir.