
Los turistas salen corriendo tras una erupción del Etna que levanta una columna de humo de 5.000 metros
El Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV) ha informado del derrumbe de parte del cráter sureste, que ha derivado además en la emisión de flujo piroclástico y lava. Según los primeros informes, no hay ninguna amenaza para poblaciones locales, tan habituadas al mal genio del volcán.
Los flujos piroclásticos pueden ser muy peligrosos. Estas corrientes, que mezclan gases, cenizas y fragmentos de roca, alcanzan velocidades superiores a los 100 kilómetros por hora y pueden registrar temperaturas de hasta 1.000 grados.
El alcalde de Catania, Enrico Tarantino, ha subrayado en declaraciones a la agencia AdnKronos que «todo está normal» y «bajo control». El Etna, de hecho, entra en erupción varias veces al año, por lo que las autoridades no consideran que este último fenómeno suponga riesgos adicionales.