
'Los Tigres': los hermanos buzos que no se parecen a Cousteau
La primera media hora de 'Los Tigres' nos devuelve al Alberto Rodríguez más en forma desde 'La isla mínima', aquella pesquisa detectivesca en las marismas del Guadalquivir, que saldaba cuentas con un pasado inmediato de España que proyectaba su sombra sobre el presente. Seguimos muy cerca, en la Petroquímica de Huelva.
Allí han nacido, viven y trabajan desde siempre dos hermanos de una familia a la que apodan Los Tigres. Son buzos industriales, currelas que se juegan la vida en cada inmersión para reparar el casco de un buque o encontrar un cuerpo en el fondo de un pantano. Nada que ver con Cousteau y los documentales de La 2.
El director de 'After' y 'Grupo 7' es un narrador nato que sabe ir al grano, describir un paisaje y sus gentes. Entendemos los códigos de estos trabajadores que bromean, discuten y son conscientes del riesgo de su oficio. Hay verosimilitud en sus acciones, en la tecnología que emplean, en el peligro de quedarse sin oxígeno o ser arrastrados por una corriente en el fondo marino.