© ideal.esLa investigación sobre la muerte de Unamuno aprecia «indicios elevados» de criminalidad
Con el objetivo de arrojar algo de luz -en la medida de lo posible por el paso del tiempo-, trabaja ya a pleno rendimiento un grupo de la Universidad de Salamanca (USAL) que investiga a través de diversos campos y líneas las circunstancias de la muerte del intelectual bilbaíno, que tenía 72 años en el momento de su muerte y gozaba de buena salud.
Unas pesquisas a las que se ha sumado recientemente otro grupo de académicos de la UPV/EHU y que ponen la lupa en aspectos como el arresto domiciliario al que estaba sometido el filósofo desde que se enfrentó a Millán Astray en octubre, las amenazas de las autoridades del régimen franquista que recibió y, sobre todo, lo que pudo ocurrir la tarde del último día de 1936, escena en la que a priori solo hubo un testigo, el joven profesor falangista Bartolomé Aragón, de visita en el domicilio.
Uno de los investigadores salmantinos, Francisco Javier de Santiago, director del Máster en Análisis de la Conducta Criminal de la USAL, relata a EL CORREO que «hay indicios elevados de criminalidad» en torno a la muerte del escritor, aunque de momento no se traducen en evidencias que apunten a un asesinato. Lo que sí se sabe con certeza es que Unamuno estaba prisionero en su casa, que se le intervenía el correo y que temía que lo mataran, como llegó a confesar en una misiva que escribió al dramaturgo Henry Miller y que nunca llegó a enviar, descubierta por el escritor Carlos Sá Mayoral.