
La fuerza de la naturaleza
Parón de selecciones, y ahí tienen ustedes a miles de culés de todo el mundo cruzando dedos como una enredadera, tocando maderas como termitas, buscando tréboles como si fuesen lombrices (y mejor si son de cuatro hojas), colocando herraduras por las paredes o eliminando cualquier espejo roto de su vida… El motivo a tanta superstición tiene un nombre: Miedo. Desgraciadamente, las selecciones y los parones que provocan estas, son un nido de lesiones y de incidencias lamentablemente dramáticas.
La normal vida blaugrana, recientemente y en relación especialmente a la “roja”, está salpicada de momentos dantescos para los intereses de nuestro club: Pedri, Lamine Yamal, Fermín, Gavi, De Jong, Koundé, Araujo… Hasta 16 jugadores en las últimas 15 convocatorias han vuelto de sus combinados nacionales, tocados, lesionados o directamente rotos, en algún caso con meses y meses de recuperación por delante.
Un drama, y sabiendo la magnitud del mismo, es imposible no relacionar este escenario de pánico colectivo con el buen momento que atraviesa el primer equipo, y ponerse a temblar. El retorno de un jugador lesionado es siempre lamentable y una mala noticia para el deportista y su colectivo, pero, si echamos la vista atrás solamente una temporada en la que el Barça ofrecía una imagen titubeante, despersonalizada y bien poco ilusionante, el hecho de llegar a estos parones, entonces, no resultaba alarmante y, en realidad, tampoco se le daba mayor trascendencia.