
Incineran a un hombre por error: intercambiaron los cadáveres y la otra familia tiró las cenizas
Antonio González era malagueño, tenía 62 años y murió de forma repentina por un infarto durante un viaje familiar a Cádiz en octubre de 2024. Mientras trataban de digerir la pérdida, sus hijas comenzaron a gestionar el funeral y el entierro. Porque si algo tenían claro es que su padre no quería ser incinerado. Bajo ningún concepto. «Quería ser enterrado en el cementerio de Rincón de la Victoria junto a su madre y que le lleváramos flores», asegura Alba, la menor de sus hijas.
El caso de Antonio, adelantado por 'Sur' (ver edición del 24 de octubre), saltó a todos los medios de comunicación porque, en lugar del cadáver, la familia recibió una urna con unas cenizas. Su cuerpo había sido entregado por error a la familia de María -una gaditana que murió en las mismas fechas- y fue incinerado en el crematorio de Barbate.
Ahora, el Instituto de Medicina Legal (IML) de Cádiz ha emitido un informe en el que reconoce abiertamente el fallo, que sitúa en el proceso de identificación. La familia, representada por el abogado malagueño Francisco Damián Vázquez, ha presentado una reclamación patrimonial por un anormalmente funcionamiento de la administración pública, en este caso la Consejería de Justicia de la Junta.