
Populares y socialistas sí imponen a Vox en Europa un cordón sanitario
Ambas formaciones han votado de la mano tradicionalmente en la Cámara comunitaria muchos de los asuntos capitales de la UE y ese es uno de los reproches que Vox siempre ha dirigido contra los populares -uno de los argumentos que utilizó para abandonar los ejecutivos autonómicos que conformaba con la formación de Alberto Núñez Feijóo-.
Pero la novedad de la décima legislatura del Parlamento Europeo, que echó a rodar en julio, es la exclusión de las fuerzas ideológicamente más radicalizados del hemiciclo de los puestos de poder. Eso a pesar de representar a la tercera fuerza de la Cámara, como -precisamente- sucede con los voxistas en España.
El alineamiento de estas formaciones con Trump tras el shock causado por la ejecutoria del magnate en su retorno a la Casa Blanca ha provocado que nadie albergue dudas, dentro de las familias socialistas y populares europeas, de que la extrema derecha de Patriotas ejerce como un caballo de Troya en el propio Parlamento Europeo para tratar de revertir los valores del proyecto comunitario y que -teniendo en cuenta el contexto actual- actúan como peones tanto de los intereses del presidente ruso, Vladímir Putin, como de Washington.