Cómo ha cambiado el mundo en 1001 días de guerra en Ucrania
El 24 de febrero de 2022, ocho años después de haber ocupado la península de Crimea, Rusia puso en marcha la invasión total de Ucrania en una 'operación militar especial' que tenía como objetivo tomar la capital, Kiev, y derrocar al gobierno -nazi, dicen- de Volodímir Zelenski. Ahora sabemos que ninguno de los gobiernos occidentales dio un duro por él. La mayoría estaba convencido, al igual que Vladímir Putin, de que Rusia lograría su objetivo en una semana. Día arriba, día abajo.
De hecho, el apoyo occidental se limitó en un principio a las tradicionales frases condenatorias. El tradicional 'very concerned'. El asunto solo cambió cuando se hizo patente que los ucranianos estaban dando batalla, incluso con el obsoleto armamento soviético de sus arsenales, y que no iban a caer fácil. Desde entonces, la contienda ha pasado por multitud de fases: la expulsión de los rusos en el norte, la liberación de Jersón, las derrotas en Mariúpol y Bajmut, la anexión del Donbás a Rusia…
La OTAN y sus aliados han ido cruzando, siempre demasiado tarde, líneas rojas autoimpuestas en su apoyo a Ucrania con el envío de misiles, tanques, cazas y, ahora, con el beneplácito de Washington para lanzar los ATACMS contra objetivos dentro de Rusia. Aunque es una autorización con restricciones que tendrá un impacto limitado, se trata de un paso político sustancial que ya ha provocado la enésima pataleta de Putin, que ha vuelto a blandir la carta de las armas nucleares, pasando por alto que su uso podría suponer el fin de Rusia.